Deleuze ofrece otra importante indicación para definir las sociedades disciplinarias. Sabemos que la escuela, la fábrica, el hospital, el cuartel son dispositivos para encerrar la multiplicidad. Pero, más profundamente, dice Deleuze, lo que «está encerrado es el afuera». Lo que está encerrado es lo virtual, la potencia de metamorfosis, el devenir. Las sociedades disciplinarias ejercen su poder neutralizando la diferencia y la repetición y su potencia de variación (la diferencia que va difiriendo), subordinándola a la reproducción. El adiestramiento de los
cuerpos tiene por función impedir toda bifurcación, retirarle al acto, a la conducta, al comportamiento, toda posibilidad de variación, toda imprevisibilidad. En páginas magníficas,
Foucault habla de las disciplinas como de un poder que trata de «las virtualidades mismas del comportamiento» que interviene «en el momento en que la virtualidad está convirtiéndose en realidad» »